Tu bebé cumple 6 meses y es el momento de realizar la transición desde la lactancia materna o de fórmula a la introducción de alimentos sólidos. La alimentación complementaria siempre ha generado muchas dudas en los padres, que se cuestionan sobre qué es lo correcto y qué no en esa materia. En este artículo intentaremos aclarar un poco esas dudas desde un punto de vista pediátrico, velando siempre por lo mejor para el niño.
Antiguamente, los pediatras aconsejaban introducir los alimentos sólidos de manera progresiva, empezando por las texturas líquidas, pasando a continuación por la etapa de los purés y finalmente los sólidos. Desde el 2002, la recomendación de la OMS (Organización Mundial de la Salud) es la de ofrecer a los bebés la alimentación complementaria a partir de los 6 meses, y que hasta ese momento, sean nutridos preferentemente mediante lactancia materna.
El Baby Led Weaning (BLW), en castellano “alimentación complementaria autorregulada” o “alimentación complementaria a demanda”, es algo tan sencillo como que a partir de los 6 meses, sean los propios bebés, hasta ese momento alimentados de manera exclusiva mediante leche materna o de fórmula, quienes se lleven a la boca de manera autónoma los alimentos dispuestos en la dieta familiar.
¿Qué es el BLW?
Es el inicio de la alimentación complementaria a los 6 meses en forma de alimentos enteros, en lugar de triturados, con el tamaño y forma adecuadas para que sea el propio bebé el que los coja con sus manos y se lo lleve a la boca en función de su apetito y preferencias. Es decir, tras hervir la verdura y la carne o el pescado, se le ofrece al bebé en trozos alargados para que él mismo sea capaz de agarrarlos con sus manos para llevárselos a la boca sin problemas (a los 6 meses, como aún no hacen la pinza mediante la unión del pulgar con el índice, agarran los alimentos abriendo la mano entera para posteriormente cerrarla, lo que se denomina prensión palmar).
Entre los 6 y los 8 meses, una quinta parte del total de la energía que requieren los niños, proviene de la alimentación complementaria, y el resto de energía la reciben de la leche. Entre los 9 y los 11 meses, la balanza empieza a equilibrarse ya que el 50% del aporte calórico proviene de la alimentación complementaria y el otro 50% de la leche.
¿Qué beneficios aporta el BLW a los niños?
- Adquieren unos hábitos de alimentación más saludables al respetar las señales de su cuerpo, como son el hambre y la saciedad. Comen cuando tienen hambre y paran cuando se sienten saciados. Las madres que siguen el BLW viven la alimentación de una forma más relajada, sin forzar a sus hijos a comer. Es el propio bebé el que regula su apetito. En cambio en alimentación complementaria clásica y tradicional, el niño tiene un papel pasivo cuando recibe las papillas, cucharas y biberones; son las madres las que calculan el volumen que van a ofrecerle a los bebés.
- Promoción de la lactancia materna. El BLW promueve que el niño siga alimentándose del pecho como principal fuente de energía, y, tal y como su propio nombre indica, la ingesta de sólidos constituya una alimentación que complemente a la lactancia materna/artificial.
- Promueve y estimula el desarrollo psicomotor del niño al ser el niño el que busca los alimentos y los lleva a la boca por sus propios medios. De esta manera, estamos favoreciendo la prensión manual y la coordinación oculo-manual, la masticación.
- Mejora la transición a la alimentación sólida ya que, aunque no tengan dientes, las encías hacen la función de triturar los alimentos.
- El niño aprende a comer al mismo tiempo que la familia, con lo que ya se van organizando sus horarios de comida. A su vez, el hecho de comer a la misma hora que la familia, le estimula a probar alimentos nuevos ya que ve a sus padres comerlos.
Para empezar con un BLW es imprescindible que el bebé:
- Tenga una sedestación estable. Es decir, que se siente en la trona sin caerse a los lados o hacia adelante.
- Que haya desaparecido el reflejo de extrusión. Este reflejo es aquél que observamos en los niños más pequeños, al introducirles algo sólido sobre la lengua, ya sea un trozo de comida, un objeto o el propio chupete: los bebés sacan la lengua inmediatamente en un intento de expulsar todo aquello que pueda provocarles un atragantamiento. Este reflejo suele desaparecer en torno a los 6 meses.
- Que tenga autonomía con sus manos y una adecuada coordinación ojos-mano-boca.
¿Cuáles son los alimentos que se pueden usar?
- Verduras cocinadas al vapor o ligeramente cocidas, asadas o fritas. Pueden estar enteras (judías verdes, ramitos de brócoli o coliflor) o cortadas en trozos del tamaño de un dedo (calabacín, zanahoria, calabaza, patata, berenjena, etc.).
- Frutas y verduras crudas, cortadas en forma de “palitos”: pera, plátano, mango, ciruela, aguacate, pepino…
- Carne guisada, cocida o a la plancha, cortada en tiras o con una parte larga para poder agarrarlo: pollo, ternera, pavo, cordero, cerdo, hamburguesa…
- Otros: taquitos alargados de queso, pan o tostadas, tortas de arroz, bolas de arroz o arroz cocinado de cualquier forma, mini sándwiches (las dos partes de pan se pegan con queso de untar, jamón de York…), macarrones, etc.
Más adelante podrá ir probando todas las demás comidas siempre teniendo en cuenta las periodos recomendados entre la introducción de un alimento nuevo y el otro. Conviene evitar los platos preparados o alimentos a los que se les haya añadido azúcar o sal.
¿Hay que tener alguna precaución?
Sí: el atragantamiento. Por eso se deben evitar los alimentos duros y pequeños como los frutos secos, las aceitunas, la zanahoria o la manzana crudas. Y los niños han de estar siempre acompañados mientras comen.
¿Una moda o una realidad?
En la actualidad, la maternidad y la lactancia se ven condicionadas en gran medida por la incorporación de las mujeres al trabajo.
Según estudios recientes, las madres partidarias del Baby Lead Weaning (BLW) frecuentemente cuentan con un nivel de educación más elevado, optan por la lactancia materna como forma de alimentar a sus hijos y se reincorporan al mercado laboral entorno al primer año de vida del niño.
Los padres suelen considerar que el BLW constituye una alimentación más saludable, barata y que los niños lo disfrutan más. Pero ¿cuál es el principal problema de dicha alimentación desde el punto de vista pediátrico, o los motivos por los que los pediatras recomendamos precaución y sentido común cuando se va a iniciar BLW? Al ser el niño el que decide qué cantidad y qué alimentos comer, podemos caer en un aporte nutricional de micronutrientes, hierro y alimentos ricos en energía sea inferior a lo necesario para la edad del niño, por esto es necesario ofrecer variedad.
¿Cómo sé si mi hijo está preparado para empezar con el BLW?
Los alimentos complementarios se introducen de manera óptima a partir de los seis meses de edad, según las necesidades fisiológicas y la maduración del desarrollo neurológico de los bebés. A los 6 meses, todos los niños, ya sean alimentados con pecho o con biberón, deben iniciar la alimentación complementaria de una manera o de otra. A partir de ese momento, el volumen de leche humana ingerida por lactantes amamantados generalmente se vuelve insuficiente para cumplir con los requisitos de energía, proteínas, hierro, zinc y algunas vitaminas liposolubles del lactante.
Hay estudios que han concluido que los niños alimentados mediante lactancia materna, son más receptivos a la diversidad de sabores de la alimentación complemetaria que aquellos alimentados mediante fórmula artificial. Debido a que esta última ofrece el mismo sabor en el paladar de los niños durante todo el periodo de la lactancia. En cambio, la leche materna cambia su sabor y olor en función de la alimentación materna en esos días. Puede que los bebés alimentados con fórmula artificial, cuyo sabor no cambia, tengan algunas dificultades, pero eso no significa que no puedan realizar BLW, solo que les costara más que los a otros niños.
De cualquier modo, si es la alimentación que deseas practicar, solo debes ser constante y tener paciencia, cada niño tiene su ritmo.